Significación
de las fechas de conmemoración militar
Septiembre 1, Batalla de Tamarón, destronamiento
de la Dinastía Real galaica, 1037:
El
Rey Vermudo II de Galicia y León y su vasallo el Conde Fernando I
de Castilla tenian una disputa irreconciliable sobre los límites
territoriales de su condado castellano. La guerra entre rey y vasallo estalló
en el año 1037 y en septiembre los dos ejércitos se enfrentaban
en la Batalla de Tamarón, en tierras castellanas. Se conservan pocos
escritos históricos con detalles de esta batalla, que algunas fuentes
situan en el 1 de septiembre y otras dicen que tres días más
tarde. Fernando de Castilla contaba con la ayuda militar de se aliado político,
el rey García de Navarra. Según las crónicas castellanas
de Silos, "Ya los dos ejércitos se miraban retadores con
las armas deslumbrantes, cuando Vermudo, lleno de audacia y de osadía,
clava el aguijón de la espuela a su famoso caballo Pelagiolo y, ansioso
de lucha, parte con rápida carrera, tensa la lanza, entre las apretadas
filas del enemigo; pero la muerte acerba, a quien ningún mortal puede
vencer, le echa por tierra en aquel impetuoso galopar, mientras el feroz
García y Fernando arrecian en la lucha, cayendo en torno a él
siete de sus más fuertes guerreros". La dinastía
real galaica de Galicia y León recibio una importantísima
derrota. Muerto Vermudo, una nueva dinastía navarro-castellana se
apropió del trono de Galicia y León. En principio, esto podría
parecer solamente un pequeño accidente histórico, ya que menos
de un siglo más tarde los gallegos volvían a recuperar sus
tronos de Galicia y León con Afonso
Raimundes. Pero la entrada de aquella dinastía navarro-castellana
en los reinos de Galicia y León tras la Batalla de Tamarón
tuvo graves repercusiones posteriores. Aplicando la fórmula "divide
y vencerás", la foránea monarquía navarro-castellana
partió inteligentemente al Reino de Galicia en dos, separando el
condado gallego de PortuGal del resto del reino y debilitando las posibilidades
de reacción militar. Aun así, los galaicos tardaron menos
de un siglo en enderezar la situación, desalojando a la dinastía
navarro-castellana y restaurando su tradicional hegemonía política
en los tronos de Galicia y León para los siguientes tres siglos.
Pero la Batalla de Tamarón fue la gran derrota que permitió
que por primera vez en la historia un monarca castellano se sentase en el
trono de Galicia, y causó que parte de la Gallaecia meridional, el
condado de entre Douro y Minho, primera capital del Galliciense Regnum,
hoy esté separada del resto de Galicia. El 1 Septiembre 1037
fue una fecha desafortunada que hipotecó la evolución histórica
de Galicia y que merece ser recordada.
Abril 3 - Batalla de Nájera, victoria de
la alianza atlántica sobre la coalición mediterránea,
1367:
Durante casi cinco siglos, los señores gallegos habían dominado
la dinastía monárquica de sus reinos y se habían rebelado
cuando su monarca no era el que querían. Aprovechando las Guerras
Sucesorias al trono de Castilla de 1366-1371, el Reino de Galicia apostó
por volver a poner un monarca 'de la casa' para retomar el control político
que había empezado a perder durante ese siglo. La apuesta monárquica
'de la casa' de los gallegos fue el Rey Pedro I, apodado 'El Cruel', hijo
del rey Afonso XI y de la princesa María de Portugal, y primo del
Príncipe de Gales. La opción de los castellanos fue Enrique
'El Bastardo', también conocido con los nombres de 'Enrique II de
Castilla' o 'Enrique de Trastamara' (el título de los grandes condes
gallegos de TrasTamara pasó a ser colección de la monarquía
castellana en el siglo XIII al morir sin herederos el ultimo de los TrasTamara,
Roi Gomes). Apoyado por los gallegos, el Rey Pedro I reinó
sobre Galicia, León y Castilla desde 1350 hasta que su hermano ilegítimo
Enrique 'El Bastardo' usurpó el trono en el año 1369, ayudado
por sus vasallos castellanos en coalición con aragoneses, catalanes
y franceses. Pedro I se refugió entonces en el Reino de Galicia,
protegido por los condes gallegos más importantes de la época,
los Castro, desde donde prepararon el contra-ataque militar formado por
la alianza atlántica de tropas gallegas, portuguesas y británicas.
En el día 3 Abril 1367 la alianza atlántica del Rey Pedro
I derrotaba a la coalición mediterránea de Enrique de Castilla
en la Batalla de Nájera. El monarca de los gallegos retomó
así el control del reino de Castilla durante dos años, hasta
que 'El Bastardo' acuchilló y mató a traición al Rey
Pedro I en sus aposentos en el 23 Marzo 1369, usurpando nuevamente el trono
castellano. Asesinado el Rey Pedro I, los gallegos decidieron proclamar
rey a Fernando
I de Portugal, último descendiente de la dinastía galaico-burgundia,
que reinó en Galicia entre los años 1369-1371, hasta que los
ejércitos castellanos finalmente terminaron por conquistar el Reino
gallego. Las hijas de Pedro I, Constanza e Isabela, fueron llevadas a salvo
y casadas respectivamente con John
of Gaunt y con Edmund of Langley, hijos del Rey Edward III Tudor de
Inglaterra y hermanos del Príncipe de Gales, que habían luchado
junto a las tropas gallegas en la Batalla de Nájera. Gracias a este
matrimonio, el Reino de Galicia considero a John of Gaunt, Duque
de Lancaster, como legítimo heredeiro del linaje del Rey Pedro
I. El Duque de Lancaster llegó a ser gobernante regente del Reino
de Inglaterra y ayudó militarmente a Portugal en la Batalla
de Aljubarrota, el 14 Agosto 1385, derrotando una vez más a la
coalición enemiga castellano-francesa. Después de la victoria
en Aljubarrota, el Duque de Lancaster dejó la regencia de Inglaterra
y se embarcó con destino a Galicia en su calidad de legítimo
heredero del linaje del Rey Pedro I. El dia 25 Julio 1386, día del
Santo Patrón de Galicia, el Duque de Lancaster llegaba al puerto
de Coruña con su familia -la princesa Constanza y sus hijas- y con
un ejército de 1500 lanzas y arqueros, siendo bienvenidos y aclamados
como reyes por la población. Los castellanos corrieron inmediatamente
a aliarse con los franceses una vez más para hacer frente a la renovada
alianza galaico-británica. La alianza atlántica había
ganado las decisivas batallas de Nájera y Aljubarrota, y ahora todo
estaba dispuesto a ir por la tercera. Esta tercera victoria sobre los castellanos
devolvería al Reino de Galicia su histórico control dinástico
sobre los tronos vecinos de León y Castilla. Pero en la primavera
del año 1387 el ejército del nuevo governante de Galicia fue
desastrosamente contaminado de Peste Negra poco antes de entrar en batalla
contra la coalición castellano-francesa. Diezmado por las bajas y
enfermedades, sufriendo de "gran mortandad" en sus tropas,
el Lancaster no tuvo más remedio que aceptar negociaciones de paz
con el nuevo rey Juan I de Castilla. La alianza atlántica siempre
había sido más fuerte en el campo de batalla, pero por causa
de la peste o por regicidio bastardo las guerras se habían decidido
lejos del campo de batalla. Las consecuencias políticas de esta pérdida
fueron nefastas para Galicia. El reino quedó gravemente debilitado
y los castellanos aprovecharon la situación para la Doma y Castración
que dejaría a Galicia sumida en los Siglos Oscuros. El izado de la
bandera en el 3 Abril, día de la victoria en la Batalla de
Nájera, recuerda positivamente a un Reino de Galicia luchador y ambicioso,
que apostaba para ganar, y que ganó gracias a la alianza atlántica
con portugueses y británicos, una alianza atlántica que continuó
repitiéndose en la batalla de Aljubarrota y en la campaña
del Duque de Lancaster.
Diciembre 17 - Ejecución de Pardo de Cela,
comienzo de los Siglos Oscuros, 1483:
El Reino de Galicia había perdido dos guerras cruciales, primero
apostando por el Rey Pedro I y después por el Duque de Lancaster.
La repercusiones políticas de esta doble pérdida fueron muy
graves. En la práctica, Galicia se quedó sin rey proprio,
en una situación de desgobierno de facto: los sucesivos reyes castellanos
Juan I, Enrique III, Juan II y Enrique IV gobernaban para Castilla pero
se desentendían de gobernar Galicia porque carecían de autoridad
efectiva en el reino gallego. Ninguno de aquellos reyes castellanos, por
ejemplo, puso nunca un pié ni asomó la cabeza en territorio
gallego. Galicia se había convertido en un reino a la deriva, sin
rey ni ley, gobernada desordenadamente por un múltiple mosaico de
nobles que habían perdido enormes recursos en dos ambiciosas guerras
que resultaron en dos fracasos ruinosos, y que necesitaban más finanzas
para recuperar poder y capacidad de influencia política y militar.
La situación fáctica de desgobierno y de vacío de autoridad
permitió una espiral generalizada de inseguridad y delincuencia que
terminó en un periodo de Guerra Civil conocido como las Guerras Irmandiñas.
Desde
1431 hasta 1469, la Guerra Civil Irmandiña enfrentó a gallegos
contra gallegos, principalmente la parte de las clases medias y bajas gallegas
contra parte de las clases medias y gobernantes. El bando irmandiño
ganó la primera parte de la guerra y provocó el exilio de
las élites gallegas fuera de Galicia. Los principales nobles de Galicia
-el Conde de Lemos, el Conde de Soutomaior, el Mariscal Pardo de Cela y
la cabeza de la Iglesia Gallega, el Arzobispo Fonseca- fueron acogidos por
el Reino de Portugal. El Mariscal
Pardo de Cela era el yerno heredero de las posesiones de los Lemos (en
aquel entonces el linaje noble más importante del país), un
hombre con ambición y el mejor situado para tomar el liderazgo de
un reino de Galicia carente de rey. En el año 1469, con la ayuda
del Reino de Portugal, los nobles gallegos contraatacaron militarmente y
derrotaron definitivamente a los irmandiños. Pero la Guerra Civil
irmandiña no benefició a nadie y todas las partes salieron
perdiendo. La guerra había dañado enormemente a la economía
del reino y había dejado al país gravemente exausto e indefenso
por culpa del más de un ciento de castillos que los irmandiños
destruyeron durante la Guerra Civil. El Mariscal Pardo de Cela comprendió
que la guerra había dejado al reino en situación crítica
y se mostró muy enfadado con sus vasallos. La nobleza gallega, ya
exhausta después de dos siglos de progresiva pérdida de poder
político y militar, recebió con la Guerra Civil Irmandiña
un duro golpe que la dejó todavía más débil
y vulnerable. Y aun así, los nobles gallegos hicieron un último
esfuerzo para recuperar su histórico control político de la
dinastía real. Fue durante la guerra sucesoria al trono de Castilla,
entre 1475-1479. Los castellanos apoyaron a Isabel 'La Católica'
y Fernando de Aragón, representantes de una unión mediterránea.
Los gallegos apoyaron a Juana 'Beltraneja' y a Afonso V de Portugal, más
a favor de los intereses atlánticos. El bando castellano-mediterráneo
ganó en Castilla pero no en Galicia, y los gallegos se negaron a
aceptar a Isabel 'La Católica' y Fernando de Aragón como reyes.
El liderazgo militar gallego fue asumido principalmente por el Conde Pedro
'Madruga' de Soutomaior y sobre todo por el Mariscal Pardo de Cela, heredero
de las extensas posesiones de los Lemos. Extremadamente debilitado por culpa
de la Guerra Civil Irmandiña, y con prácticamente todas sus
defensas militares destruidas, el Reino de Galicia acabó siendo conquistado
por los ejércitos castellano-mediterráneos con "crueldad,
y era entonces necesaria; y por eso se hacían muchas carnecerias
de hombres". El último en caer fue el Mariscal Pardo de
Cela, en el año 1483, traicionado por uno de los suyos en el Castillo
de A Frouxeira, pero nunca derrotado en batalla tras ocho largos años
de oposición armada a los 'Reyes Católicos' de Castilla y
Aragón. El Mariscal había demostrado su natural talento militar
y de liderazgo politico desde la Guerra Irmandiña. El Mariscal era
el señor de las tierras britonienses y el yerno heredero de los estados
de los Lemos, y como tal, sería un día el mayor noble de todo
el Reino de Galicia. El Mariscal era un hombre resoluto que en todo caso
supo liderar las causas gallegas que el consideró mejor para los
intereses políticos del Reino gallego. Para los 'Reyes Católicos'
de Castilla y Aragón, El Mariscal era un peligroso rival político
que había que eliminar. El día 17 Diciembre 1483, el último
defensor de la soberanía del Reino de Galicia era decapitado por
orden de los reyes castellanos en ejecución
pública sumarísima en la Plaza de Mondoñedo, delante
de su pueblo. Según la tradición, la cabeza del Mariscal marchó
rodando como un santo hasta llegar a la puerta de la Catedral, al mismo
tiempo que gritaba "CREDO!, CREDO!, CREDO!". El día 17
Diciembre 1483 era ejecutado el último líder gallego con
ambiciones políticas gallegas y comenzaban los Siglos Oscuros, en
una estrategia planificada desde la corte de Castilla que el cronista cortesano
e inquisidor Jerónimo de Zurita, denominó "Doma y
Castración del Reyno de Galizia".
Enero 14 - Acogida gallega de los refugiados irlandeses
de la Batalla de Kinsale, 1602:
Irlanda, año 1592. El conde Hugh O'Neill, liderando lo que aun quedaba
de la nobleza gaélica, decidió rebelarse contra la ocupación
inglesa en la Guerra de los Nueve Años. En el año 1600, el
abad del convento de los franciscanos de Santiago de Compostela era nombrado
Arzobispo de Dublín, y el rey de las españas Felipe III decidía
enviar un contingente militar a Irlanda con la intención de vengarse
de los ingleses por el ridículo hecho con su Armada Invencible
de 1588. En el año 1601 salían del puerto de Coruña
con destino a Irlanda varios contingentes de tropas de los reinos de Galicia
y de Castilla. Parte de las tropas capitaneadas por el castellano Juán
de Águila se perdieron en el atlántico y parte fueron capturadas
por los ingleses al desembarcar en Irlanda. En
cambio, un contingente de tropas gallegas capitaneadas por el santiagués
Alphonso Ocampo juntó sus fuerzas con las del irlandés O'Donnell
en Castlehaven y luego se dirigió al encuentro del ejercito inglés
en el lugar de Kinsale, cerca de la ciudad de Cork, donde entraron en batalla
luchando al lado de los líderes de la rebelión, los condes
O'Neill y O'Sullivan. "O'Campo" luchó bravamente y fue
calificado de "gallant leader" por Thomas D'Arcy McGee
en su Popular
History of Ireland. Pero los refuerzos no fueron suficientes y la rebelión
irlandesa fue derrotada en la Batalla de Kinsale, con consecuencias desastrosas
para el Eire. Igual que pasó en Galicia con la Doma y Castración,
lo que quedaba de la derrotada nobleza irlandesa o fue ejecutada o tuvo
que abandonar el país antes de ser capturados. Las posesiones de
los nobles irlandeses fueron confiscadas y repartidas entre la nobleza inglesa.
Irlanda caía en sus Siglos Oscuros. Comenzó entonces un exilio
masivo de familias de nobles rebeldes irlandeses que huían de la
represión inglesa. Emigrando principalmente desde los puertos de
Galway y Waterford hasta el de Coruña, el Reino de Galicia fue el
primer lugar de llegada de aquellos miles de refugiados, muchos de los cuales
decidieron quedar a vivir en esta tierra, que tanto les recordaba a la que
habían tenido que abandonar. Uno de estos nuevos gaélico-galaicos
era el propio O'Donnell, que escapó de Castlehaven el 6 enero 1602
y arribó a Coruña en el 14, donde fue recibido con todos los
honores. Uno de los primeros actos de O'Donnell fue "ir visitar
la Torre de Betanzos [faro de Coruña], desde donde, segun
leyendas bárdicas, los hijos de Milesius salieron en la busqueda
de la Isla del Destino [Irlanda]". Era el año 1602, casi
tres siglos antes de que el Bardo gallego Eduardo Pondal diese justo homenaje
al rey celta Breogán en el himno nacional gallego- y O'Donnell era
llevado a visitar el lugar desde el que sus antepasados habian salido hacia
el Éire. Junto a Coruña, Santiago de Compostela fue otro centro
importante de acogida de irlandeses. En Santiago se fundó en el año
1603 el célebre "Colegio de Irlandeses", creado para educar
a los hijos de los nobles emigrados a Galicia, entre ellos los descendientes
del clan de los O'Sullivan. Conmemorando el 390 aniversario de la ayuda
gallega al pueblo irlandés, en 1992 el mundialmente famoso compositor
Bill Whelan, autor de Riverdance, estrenaba en Coruña la sinfonía
From Kinsale to Corunna, con la apoteósica actuación de los
mejores músicos tradicionales de Irlanda acompañados por el
grupo gallego Milladoiro y por la Orquestra Sinfónica de Galicia.
Igual que los irlandeses se acuerdan y reconocen la ayuda historica que
recebieron de los gallegos en aquellos tiempos difíciles suyos, Galicia
debe acordarse de aquellos cientos de gallegos que dieron su vida por la
libertad irlandesa en Kinsale izando la bandera el día 14 Enero,
fecha de la llegada del noble líder O'Donnell a su nuevo hogar, Galicia.
Junio 8 - Batalla de Ponte San Paio: Liberación
de Galicia de la ocupación francesa, 1809:
En
el año 1808 el dictador francés Napoleón Bonaparte
invadió los reinos de España y el reino de Portugal como parte
de su ambiciosa estrategia militar de dominación total del continente
Europeo. El Reino de Galicia no reconoció la ocupación militar
francesa y creó un gobierno gallego con funciones administrativas,
económicas, militares y diplomáticas propias: la Junta Suprema
del Reino de Galicia. Durante un año, y con capital en Coruña,
Galicia volvió a autogobernarse como un estado soberano. Las primeras
medidas de la nueva autoridad gallega fueron de establecer relaciones diplomáticas
internacionales con Gran Bretaña y Portugal, y de coordinar las acciones
de defensa militar de Galicia. Rápidamente los británicos
acudiron a ayudar a los gallegos enviando un contingente de 14.000 hombres
comandados por el escocés John Moore. Británicos y gallegos
se dispusieron a defender Coruña del ataque del ejército de
Napoleón, que envió a Galicia a su mejor militar, el Mariscal
Soult, 'Generalissimo de France'. John Moore murió en la Batalla
de Coruña, en Elviña, el 16 enero 1809 junto a otros 8.000
soldados británicos, y la ciudad fue ocupada temporalmente por las
tropas francesas. El general escocés fue enterrado en las murallas
de la ciudad, donde Rosalía de Castro le dedicó el poema "Cuan
lonxe, canto das escuras nebras, dos verdes pinos, das ferventes olas qu'o
nacer viron!". Muerto Moore, el comando de las tropas británicas
fue tomado por el irlandés Arthur Wellesley, Duque de Wellington,
una de las más altas figuras militares del siglo XIX. Reorganizadas
en seguida las fuerzas galaico-británicas, un destacamiento de unos
1.600 estudiantes gallegos -el Batallón Literario- salía de
Santiago de Compostela marchando al compás del antiguo Himno de Galicia,
tocado en la gaita en probable inspiración de los regimientos del
general escocés Moore, que llevaban gaiteros con ellos en la Batalla
de Coruña. El 8 Junio 1809 el ejército gallego, ayudado
por tropas británicas e irlandesas, liberaba Galicia de la ocupación
francesa en la Batalla de Ponte San Paio. El irlandés Wellesley,
Duque de Wellington, hacía homenaje posterior a sus soldados gallegos
con su famosa arenga: "Guerreros del mundo civilizado, aprended
a serlo de los individuos del ejército que tengo la suerte de comandar
Españoles, dedicaros todos a imitar a los inimitables gallegos".
El 8 Junio 1809, en Ponte San Paio, el Reino de Galicia era el primer
reino europeo en liberarse de la ocupación francesa. Seis años
más tarde, en 1815, foi el propio Duque de Wellington como comandante-en-jefe
de las fuerzas aliadas el que finalmente terminaría el trabajo comenzado
en Galicia, derrotando a Napoleón en Bélgica, en la Batalla
de Waterloo.
Abril, 26 - Batalla de Cacheiras y los Mártires
de la Libertad o de Carral, 1846:
El
siglo XIX fue el siglo de la Galicia liberal y republicana. Años
después de la coalición galaico-británica contra los
franceses, en el año 1815 Juan Díaz Porlier constituyó
un gobierno provisional gallego -Junta de Galicia- contra el rey absolutista
Fernando VII. Cuando aquel rey español se hizo con el poder en Madrid,
Porlier -entonces Presidente de la Junta- fue acusado de rebelión
y fue ejecutado. Cinco años más tarde, en 1820, el Reino de
Galicia se convertía en el principal apoyo a la Revolución
Liberal del asturiano Rafael de Riego, y la nueva Constitución liberal
era rápidamente aprobada en Coruña, Ferrol y Vigo. Tres años
después, el ejército francés intervenía militarmente
invadiendo España para derrocar al gobierno liberal e implantar al
rey absolutista Fernando VII. Devuelta una vez más la monarquía
a Madrid, los gallegos hicieron un tercer intento liberal y republicano
durante la dictadura regente del General Narváez. La rebelión
se iniciaba el 2 Abril 1846. Las primeras fuerzas militares gallegas en
declararse no sujetas a la autoridad de la monarquía española
eran los del Batallón de Lugo, comandados por el Coronel del Estado
Mayor de la Capitanía General de Galicia, Miguel Solís. El
resto de Galicia se sumó a la rebelión liberal durante los
días siguientes. El día 15 Abril se contituía en Santiago
la Junta Superior del Reino de Galicia, con Pío Rodríguez
Terrazo como Presidente y con Antolín Faraldo como Secretario. La
Junta del Reino de Galicia redactó un manifiesto programático
de restitución de las libertades políticas gallegas y en contra
del absolutismo español, que en aquel tiempo consideraba a Galicia
como una colonia más entre sus posesiones. Madrid respondió
a las demandas gallegas enviando un numeroso ejército con órdenes
de aplastar la rebelión gallega. El ejército de la Junta del
Reino de Galicia, comandado por Miguel Solís aunque inferior en efectivos,
fue eventualmente derrotado en la Batalla
de Cacheiras en el 23 Abril 1846. Parte de las tropas gallegas se reagruparon
en Santiago de Compostela, donde lucharon contra el ejército español
en las calles y en los edificios de la ciudad, atrincherándose finalmente
en el monasterio de San Martiño Pinario, en un episodio que recuerda
a la rebelión irlandesa del 29 Abril que se atrincheiró en
la Post Office de Dublín. Sin vía de salida, las tropas gallegas
acabaron por capitular ante las fuerzas españolas. Pero el ejército
español, temiendo una sublevación general de la población,
no se atrevió a dejar en Coruña ni en Santiago a los populares
rebeldes capturados. Así, a escondidas, doce de los principais líderes
y militares galleguistas fueron llevados el 26 Abril a Carral,
lejos de las principales ciudades gallegas, para ser ejecutados por aquellas
tropas españolas enviadas desde Madrid para aplastar las demandas
legítimas de la Junta del Reino de Galicia. El Coronel Miguel Solís
fue fusilado en la iglesia de Paleo, y el resto de los líderes gallegos
fueron pasados por las armas en el bosque de Fraga do Rei. El párroco,
que presenció el fusilamiento, escribió en la acta de difunción:
"Espectáculo horroroso. Triste Memoria". Los cuerpos
fueron enterrados en fosas sin nombre en la iglesia de Paleo. Años
después, la Liga Galega da Cruña levantó un monumento
en Carral en memoria a los Mártires de la Libertad. En el monumento
figura el Santo Grial del Reino de Galicia y una inscripción dedicada
"Aos Mártires da Liberdade mortos o 26 Abril 1846". |